Cuando te recomiendan mucho un espectáculo se corre el riesgo que la expectativa sea tan grande que después nada llegue a cubrirla.
Por suerte este no fue el caso.
Insistí y convoqué a mis amigas a ir al teatro porque «no podemos dejar de ver Othelo, dicen que te rompe el coco». Sacamos las entradas y allí estábamos, las 5, un viernes a la noche en el teatro La Carpintería del barrio del Abasto, sentadas en unas sillas que se apoyan en una tribuna ansiosas por ver esta versión de una de las tragedias más famosas de Shakespeare.

La obra comienza y ya se observa una estética particular, distinta a lo que habitualmente uno espera cuando va a ver un clásico de este autor; la elección de los colores, los objetos, las texturas, el vestuario, crean un clima que se aleja del siglo XVII y nos traslada a un ambiente pop, moderno.
A los pocos minutos empecé a disfrutar y a maravillarme con todo: las actuaciones, las ideas, cada una de ellas, la puesta en escena, la economía de recursos, el uso de la utilería y la integración del video no sólo como una herramienta tecnológica de relleno, sino acompañando el relato, creando un nuevo espacio donde los personajes se encuentran con sus propios demonios y sus pensamientos a medida que se desarrolla la historia.
Durante toda la obra fui pasando (casi mágicamente) de carcajadas incontrolables, a la concentración total que demandan los momentos cuando el espectáculo se ciñe más a la historia original y la tensión dramática aumenta. Sin darme cuenta, de repente me sentí como en una montaña rusa de emociones piloteada por 4 actores que parecían los únicos que podían interpretar esos papeles; era como si el libro de Chame Buendia hubiese sido escrito para -y solo para- ellos.
Matías Bassi, Julieta Carrera, Hernán Franco y Martín López Carzolio no sólo se destacan por sus excelentes actuaciones sino que despliegan en escena un arsenal de recursos tanto actorales como del mundo del clown y ponen en evidencia su vasta experiencia y talento en cada escena y personaje que interpretan. El juego entre lo trágico y lo cómico siempre está presente, el absurdo y la risa alivianan los temas tan duros como atemporales que trata la historia: la envidia, los celos, el racismo, la ambición, el amor, la lealtad, la violencia. Una adaptación exquisita de Gabriel Chame Buendia que me obliga a hacer con ustedes lo mismo que hicieron conmigo: darles un consejo, sin dudarlo un segundo:
No dejen de ver Othelo, dicen (y coincido) que te rompe el coco.

Othelo. Termina mal (3er temporada)
LA CARPINTERÍA

Jean Jaures 858 (mapa)
Capital Federal – Buenos Aires – Argentina
Teléfonos: 4961-5092
Web: http://www.lacarpinteriateatro.com.ar
Jueves – 21:00 hs y Viernes – 20:00 hs (En cartel hasta el 07/04/2016)
Entrada: $ 200,0

Othelo de William Shakespeare
Siempre Shakespeare. Lo cómico es trágico y tan trágico que es cómico
Adaptación: Gabriel Chame Buendia
Actúan: Matías Bassi, Julieta Carrera, Hernán Franco y Martín López Carzolio
Vestuario:Gisela Marchetti / Escenografía: Jorge Pastorino / Diseño de luces: Jorge Pastorino / Diseño sonoro: Sebastián Furman / Fotografía: Gianni Mestichelli / Diseño gráfico: Matías Bassi / Asistencia de escenografía: Cecilia Stanovnik / Asistente de producción: José Luis Des Justo / Asistencia de dirección: Justina Grande / Asistencia De Escenas: Carola Fiadone / Prensa: Ezequiel Hara Duck / Producción ejecutiva: Micaela Fariña / Producción: Buendia Theatre / Jefe técnico: Fred Raposo / Dirección: Gabriel Chame Buendia