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DISEÑO Y ESPIRITUALIDAD EN JAPÓN

El diseño y la espiritualidad en Japón no se quedan quietos dentro de los templos ⛩️. Se meten en estampitas, en sellos con tinta roja, en papeles doblados con cuidado y en la caligrafía. Todo está pensado, todo tiene una intención ritual más allá de lo estético.

👻 Omamori: las bolsitas de mensajes invisibles 

Los omamori son esos amuletos hermosos que se venden en templos y santuarios, pensados para acompañarte y protegerte en distintos aspectos de la vida: salud, trabajo, estudios, relaciones, viajes, embarazos, y un largo etc. Son chiquitos, de tela bordada, con una cintita para colgar en la mochila, la billetera o el espejo del auto. También hay quienes los guardan en un cajón, como un talismán.

Cada templo diseña sus propios omamori, y cambian según la época del año, la zona o el motivo del pedido. Algunos son sobrios, otros full color. Hay algunos muy tradicionales y otros muy kawaii – 可愛い. Siempre hay una estética cuidada, una paleta pensada, una tipografía bordada a mano, generalmente en kanji.

Adentro tienen un papel con una oración o un símbolo que te protege y que no podés abrir nunca jamás. Esa parte interna no se ve, pero es lo más importante. Me gusta la idea de un envoltorio que protege un mensaje invisible. 

Es diseño emocional, portátil, simbólico. Y aunque parece algo decorativo, tiene una función muy concreta: conectar a quien lo lleva con una intención, con un deseo, con una fuerza protectora. Es diseño cargado de significado, con una lógica más cercana al ritual que al consumo.

🪵 Ema: tablitas de madera para pedir deseos

Las ema son plaquitas de madera que encontrás en la mayoría de los templos y santuarios japoneses. Están ahí, colgadas, formando un muro de deseos escritos a mano en miles de idiomas. Las personas las compran, escriben en la parte de atrás sus intenciones, agradecimientos o pedidos y luego las cuelgan en un espacio del exterior del templo.

No hay ninguna que sea igual a otra, solo comparten la forma de la tablita que es una especie de casita o rectángulo con un agujerito y una cuerda y al igual que con los omamoris cada templo tiene sus propios diseños. Algunas tienen ilustraciones tradicionales como animales del zodíaco, otras dioses, símbolos locales, o personajes populares reinterpretados. Hay incluso emas con ilustraciones súper modernas o ediciones especiales para eventos. Es un objeto donde lo sagrado convive con lo gráfico.

El diseño de la ema no está ahí solo para mandarse la parte: está para abrir un espacio íntimo en medio del espacio público. La ilustración suele estar al frente, y el dorso en blanco es donde se escribe. Esa superficie vacía funciona como un lienzo de intención.

Cada ema, por más chiquita o modesta que sea, concentra una carga emocional altísima. Traductor mediante pude leer desde deseos de aprobar un examen o encontrar trabajo hasta otros más íntimos, personales: un hijo, una sanación, una despedida. Al leerlos te invade esa sensación de estar frente a una colección de vulnerabilidades compartidas. 

Desde lo visual: cientos de tablitas con caligrafías únicas, colgadas una al lado de la otra, haciendo sonidos cuando las choca el viento. Es una especie de instalación colectiva que se arma sola con el paso del tiempo.

💮 Goshuin: los sellos caligráficos de cada templo

El goshuin es una mezcla perfecta entre ritual, caligrafía y diseño. Es un “sello” (le dicen asi pero no es lo que nosotros conocemos como sello) que te otorgan en templos y santuarios de Japón como registro de tu visita. Es una pieza única, escrita a mano por los monjes del lugar, con pincel y tinta negra sobre papel. Incluye el nombre del templo, la fecha y a veces algún detalle especial o decorativo, como un dibujo o un sello rojo (este sí es el sello que conocemos) distintivo del lugar. 

Para pedir un goshuin necesitás tener un cuaderno especial llamado goshuin-chō. Es un objeto precioso en sí mismo: de tapa dura, encuadernado tipo acordeón japonés, con papel grueso que aguanta bien la tinta. Cada página es un recuerdo tangible de un lugar que visitaste, una especie de bitácora espiritual.

Cada goshuin es irrepetible y aunque hay una estructura más o menos fija, el trazo varía según la mano que lo escriba, la energía del momento, la tinta usada, el pincel, el ritmo. Es caligrafía viva. Ninguno sale igual a otro, y eso lo convierte en una pieza profundamente humana, incluso emocional. A veces hay que esperar a que el monje lo escriba, y en ese gesto también hay algo de ceremonia: el silencio, el cuidado, la dedicación, la paciencia, la espera. Es diseño como acto presente. 🧘

En esta realidad que vivimos donde todo es digital, rápido y duplicable, el goshuin es lo contrario: único, lento, imperfecto y precioso. Un recuerdo que no solo dice “estuve acá”, sino también “fui parte de esto, aunque sea por un momento”.

Acá les dejo un artículo que es interesante si quieren saber más sobre Goshuin, te explican incluso cómo leerlo: https://matcha-jp.com/en/10460

📜 Papeles, cintas y ofrendas: diseño efímero con valor simbólico

En Japón, el diseño también aparece en objetos efímeros, llenos de significado, que están ahí un rato, cumplen su función ritual y luego desaparecen, pero con un impacto visual y simbólico enorme.

⛩️ Ofuda

Son tiras o papeles sagrados que se entregan en templos y se colocan en casa, en lugares específicos, como protectores del hogar o amuletos contra la mala suerte. Están impresos con caligrafías y símbolos tradicionales, y aunque sean objetos simples, tienen un diseño pensado para transmitir solemnidad y poder espiritual. Se pegan en puertas, en marcos o en altares domésticos, cumpliendo una función tanto visual como protectora.

⛩️ Shide

Por otro lado, están los shide: esos papeles blancos que parecen ⚡️⚡️ rayitos ⚡️⚡️ que cuelgan de sogas o estructuras en los santuarios y en rituales. Los shide representan pureza y se usan para delimitar espacios sagrados o para ahuyentar malos espíritus, mezclando diseño y función ritual.

⛩️ Senbazuru

Son cadenas formadas por miles de grullas de origami, hechas una a una, generalmente para pedir salud, paz o buenos deseos. Cada grulla es frágil, liviana, mínima. Pero juntas, multiplicadas por mil y colgadas juntas, se transforman en otra cosa: un cuerpo colectivo, un tapiz tridimensional que vibra en el espacio.

Lo poderoso del senbazuru no está solo en el gesto de plegar papel, sino en cómo esa repetición crea unidad. Como si cada deseo individual se integrara a un deseo mayor, compartido. Y desde lo visual, también: los colores, los ritmos, las formas acumuladas terminan generando una imagen total, casi como un mandala suspendido.
Hay algo muy hermoso en cómo lo delicado y efímero se vuelve sólido y contundente cuando se une. 

⛩️ Omikuji

Son una especie de fortuna escrita: un mensaje random que te cuenta cómo viene tu suerte en distintos aspectos de la vida: salud, amor, trabajo, viajes, estudios. Son como horóscopos concentrados en papel de arroz.
Hay dos formas de conseguir omikuji, a veces es simple: sacás uno al azar de una caja, la suerte es loca al que le toca le toca. Pero en muchos templos el proceso suma un poco de ritual: sacás un palito numerado de un tubo de madera (que suena lindo cuando lo agitás), y ese número te indica a qué cajoncito ir para encontrar tu omikuji. Ese momento tiene algo de juego, algo de ceremonia, y de diseño interactivo old school.

Si el mensaje que te toca es bueno, te lo llevás con vos. Lo guardás en la billetera, en un cuaderno o lo pegás en la heladera como recuerdo del viaje. Pero si la fortuna no es tan copada (porque sí, existe la categoría “gran mala suerte”) el plan B es doblar el papel con cuidado y atarlo a una estructura dentro del templo, como quien deja colgado el mal destino para que el viento o los dioses se lo lleven. Creer o reventar. 🛸

Y ahí pasa algo hermoso: esa acumulación de papelitos atados forma una instalación colectiva, irregular, que se mueve con el viento, liviana pero cargada de significados. Una especie de nube de dudas, de deseos, de «mejor que no me pase». Un paisaje gráfico efímero que no fue diseñado como tal, pero que desde lejos parece una obra tejida entre miles de manos.

Me hace acordar a las cintas de la iglesia de Bonfim de Brasil, ¿no?

Cintas de la iglesia de Bonfim de Brasil
Cintas de la iglesia de Bonfim de Brasil

🦕 Diseño vivo

Todos estos objetos comparten algo: son piezas de diseño gráfico efímero que siguen reglas visuales muy precisas, basadas en códigos estéticos tradicionales japoneses. El blanco y el rojo, las formas geométricas, la caligrafía, el equilibrio entre lo natural y lo fabricado, y la integración con el entorno, hacen que cada uno de estos elementos sea una pequeña obra de arte con función ritual.
Aunque no estén para siempre, estos objetos cuentan historias y conectan con emociones profundas.

🧎🏻‍♀️ Diseño y ritual: más allá de lo visible

En Japón, cada objeto gráfico es una pequeña ceremonia en sí misma, un puente entre lo visible y lo invisible. No se trata sólo de formas o colores, sino de símbolos que cargan historia, intención y una conexión espiritual profunda. Estos objetos rituales invitan a detenerse, a participar de un momento único y significativo, creas o no creas.

El diseño puede ser una experiencia que toca la memoria y se convierte en un ritual cotidiano. Aunque a menudo no seamos plenamente conscientes de ello, estas piezas transmiten emociones, deseos y protección, y sostienen prácticas que hacen que el diseño sea algo vivo, sensible y profundamente humano, más allá de las creencias personales.

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DISEÑADORA GRÁFICA (UBA)

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