PERONISMO Y COMUNICACIÓN: ¿VIGENCIA O ANACRONISMO?

💪🏼 La fuerza de un símbolo.
Desde sus orígenes, el peronismo entendió el poder del símbolo. El escudo con las manos entrelazadas, las espigas, el gorrito, las banderas, las canciones, las imágenes de Eva y Perón: un lenguaje visual cargado de sentido, pensado para emocionar y movilizar. Era un tiempo de sindicatos fuertes, de calles llenas, donde la imagen y la realidad acompañaban un relato poderoso.








☝🏼El reto de darle vida actual a los símbolos históricos.
Las juventudes de hoy se mueven en entornos donde la comunicación es fragmentada, rápida y con códigos propios. Memes, reels, emojis, íconos nuevos que construyen sentido colectivo (pero en casa, en twitter y desde una compu). En ese paisaje, el escudo clásico, el perfil de Evita o el puño con las espigas ¿siguen despertando emoción, identidad y pertenencia? ¿O corren el riesgo de volverse imágenes de museo, recordatorios de un pasado que no logran conectarse con las preocupaciones del presente: el trabajo precarizado, la crisis ambiental, la pérdida o total ausencia de derechos tanto individuales como colectivos y la imposibilidad de imaginar un futuro mejor?

📣 ¿A quién le está hablando hoy el peronismo?
La comunicación del peronismo parece muchas veces hablarle a quienes ya están dentro, a la militancia que conoce y reconoce esos símbolos. Pero ¿cómo llega a quienes podrían ser nuevos afiliados? ¿Cómo interpela a los que no vivieron ese pasado, a los que no crecieron escuchando esas consignas? (van 10 años si fingimos demencia y no contamos la gestión 2019-2023)
La comunicación peronista parece repetirse en un loop de imágenes históricas y símbolos que hoy dialogan más con la nostalgia que con el futuro. Si los códigos visuales y el relato no se actualizan, el riesgo es que se vuelva un lenguaje cerrado, que reafirma lo propio pero no convoca a nadie más.
💬 El modernizar no es solo estético: es también discurso.
Cambiar el color o actualizar una tipografía no alcanza si no se repiensa el relato. Vamos con algunos ejemplos: el Macrismo no solo se apropió del amarillo, los globos y el mago sin dientes: construyó un discurso de optimismo y un cambio de cara al futuro (más allá de cuánto se haya sostenido en la práctica). Podemos en España, no solo eligió el color violeta: creó un relato horizontal y de cercanía, la idea de una izquierda que venía a traer nuevos aires contra lo rancio de la derecha. El Frepaso, en su momento, apostó por el naranja como color disruptivo que rompía con el binomio clásico peronismo-radicalismo, generando asociaciones de modernidad y renovación aunque “dicen que soy aburrido”. Lo estético es parte de un todo; si no hay un mensaje nuevo, el rediseño corre el riesgo de quedarse solo en lo superficial.






También otras épocas supieron darle a la comunicación política un sello claro. El menemismo instaló una estética basada en la promesa de la convertibilidad, la pizza con champagne, el slogan “Menem lo hizo”, “Siganme, no los voy a defraudar” y un tapado de piel con María Julia Alsogaray en bolas prometiendo limpiar el Riachuelo. Signos de un país donde la aspiración era la fiesta permanente, el éxito inmediato y la ilusión de sentirse, aunque sea por un momento, parte del primer mundo. (Y mucha cocaine.)
🙌🏼 La mística renovada: el kirchnerismo y la década ganada.
En la llamada “década ganada”, el kirchnerismo logró recrear una mística visual: la cara de Cristina evocando a Evita, Néstor como un nuevo Perón, los satélites lanzados al espacio, la repatriación de científicos, los planes sociales, las banderas y paredes con “La Patria es el Otro”, las fiestas multitudinarias en Plaza de Mayo, el Néstor Eternauta y la escarapela huevo frito del bicentenario.
Una comunicación que no se quedó en los símbolos históricos, sino que los resignificó con nuevos hitos y un relato de futuro. El pingüino, ligado al origen santacruceño de Néstor y Cristina, se convirtió en una especie de sello de identidad para la militancia, se autodenominaron “soldados del pingüino” y lo llevaron como símbolo de pertenencia.
También en la derrota, el Kirchnerismo supo darle forma a la esperanza. La canción “vamos a volver” funcionó como un himno en momentos difíciles, un símbolo de resiliencia y de comunidad, una marca para mantener viva la idea de retorno y para unir a todos y todas alrededor de un mismo sueño.









🤔¿Por qué la vereda de enfrente comunica mejor?
La derecha joven es nativa digital: comunica desde el living de su casa, genera contenido para redes, domina los memes, los reels, y cuenta con un ejército de trolls que ayuda a llegar a personas que el peronismo no supo escuchar. Su estética es, moderna, amigable y a la vez violenta y “anarquista”. Pudieron capitalizar la bronca, leer el clima de época y demuestraron un claro rechazo a toda la dirigencia política que no supo dar respuesta a sus necesidades y reclamos y los «secuestró» encerrándolos en sus casas durante la pandemia.
La Libertad Avanza lo resume en dos símbolos contundentes: el león, que promete devorar a la “casta”, y la motosierra, que encarna un ajuste brutal convertido en imagen viral y que hasta a Elon Musk le pareció un concepto pintoresco.
Milei logró algo impensado: que buena parte de la sociedad apoye la idea de que es necesario sufrir, ajustar, incluso cuando eso va contra sus propios intereses. Lo hace apelando a un relato donde todo sacrificio se justifica si es para terminar con los privilegios de la “casta” y dejar atrás al Estado, visto como enemigo de la libertad individual. ¡Viva la libertad carajo! 🙄 (No se puede dejar de mencionar la cipayada del logo de «presidente electo» plagiando la identidad gráfica y comunicacional de Estados Unidos.)




🧠 Para pensar…
¿Cuándo lo retro es un recurso valioso y cuándo es quedarse atrás sin estrategia? ¿Qué relato acompaña hoy al diseño político del peronismo? ¿Y ese relato, está pensado para el mundo que habitamos hoy? ¿No es hora de repensar el diseño político para que vuelva a ser una herramienta de construcción de futuro?
Tiro estas preguntas para que empecemos a pensarlas, porque el diseño no es algo meramente estético: su función es comunicar visualmente de la mejor manera posible, un mensaje. Y para eso, primero tiene que existir un mensaje, ideas y propuestas de la dirigencia que realmente busquen mejorar la calidad de vida de la gente. Solo entonces podemos empezar a hablar de diseño, de cómo comunicamos y cómo convocamos.
Un símbolo sigue vivo cuando encuentra sentido en el presente.
Como diseñadora, creo que los símbolos no mueren, pero sí necesitan adaptarse. No se trata de abandonar lo que identifica al peronismo, sino de preguntarse: ¿Cómo traducimos esos valores al lenguaje visual del presente? ¿Cómo logramos que hablen el idioma de quienes hoy tienen el poder de viralizar ideas? Porque para volver no basta con repetir recetas: hace falta pensar, crear y abrirse a nuevas ideas y propuestas -y a «nuevas canciones»… ¿por qué no?- que convoquen a la mayor cantidad de personas posible. No es una batalla perdida: porque para que ese regreso cobre vida, para que se vuelva una vez más y seamos millones, tenemos que darle forma, sentido e imagen a las ideas y al contenido, para que realmente pueda convertirse en camino, en encuentro y en esperanza para todos y todas.
📬 ¿Te gustó esta nota?
Si querés recibir un aviso cada vez que haya una nueva publicación en Zaranda, podés suscribirte al newsletter.
Es gratuito y sin spam, y te trae reflexiones, hallazgos y recomendaciones del mundo del diseño, el arte y la cultura.
Ahora la hinchada pide uno de la izquierda y otro sobre sindicalismo Jaja
Si me ayudás lo hacemos ✊🏻
Me encanto! Ferni presidenta ta ta
Con Pedro y Lali como nuevos símbolos?
Jajajaja. Te convoco como asesora de una ✌🏼