
LANGOSTAS
Estuvimos mucho tiempo flotando en el mar, mirando a una langosta que estaba abajo nuestro, viendo quién se animaba a agarrarla… Pasaba el tiempo y nadie se animaba… Algunos bajaban, pero no llegaban, antes de tocarla subían.
Al final, Melo, un costarricense se animó… La agarro y la langosta se partió en dos ¡porque estaba muerta hace rato!
Volviendo al Hostel en barco, apareció en un barquito un señor vendiendo cinco langostas… ¡Le compramos todas!
Bocas del toro, Panamá
—–
Lugares, personajes, objetos, animales, situaciones.
Viajes registrados en primera persona.
Papel, lápiz, tinta y acuarela en los Cuadernos de Petra.
VER TODAS LAS NOTAS