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LA FRUTA EN JAPÓN: LUJO, TRADICIÓN Y DISEÑO

En Japón, hay frutas que no se compran para comer. Se regalan, se exhiben, se veneran. Algunas no llegan a madurar del todo, otras tienen formas cuadradas o grabados con estrellas. Pueden costar más que un celular, y sin embargo, no sorprende (a ellos, a nosotros si, y mucho). En la cultura japonesa, la fruta está cargada de significados que van mucho más allá del gusto o la nutrición: es símbolo, es gesto, es arte.

🎁 El regalo perfecto.

Regalar fruta en Japón no es un acto trivial. Es una muestra de respeto, gratitud o buenos deseos. Por eso, el envoltorio importa tanto como el contenido. Un melón perfectamente esférico, envuelto en una caja de madera, puede formar parte de un obsequio formal para un jefe, un médico, o en una visita importante. Lo mismo una bandeja con frutillas rojas brillantes ordenaditas como si fueran piedras preciosas.

Las tiendas especializadas en fruta premium cuidan las góndolas con precisión envidiable. No se apilan, cada fruta tiene su lugar, su luz, su etiqueta. Lo que se vende no es solo una fruta: es una experiencia estética y simbólica.

🍈🥇 Melones que compiten.

Los melones Yubari son una de las frutas más emblemáticas del lujo japonés. Se cultivan en Hokkaido y se presentan siempre de a dos. Cada año se realiza una subasta para los primeros melones de la temporada: se han llegado a pagar más de 20 mil dólares por un par.

¿Qué se evalúa en un melón de lujo? Su forma perfecta, la dulzura justa, el dibujo de su piel, el aroma que anticipa lo que viene. Más que una fruta, es una declaración de excelencia. Y más que una competencia, es una ceremonia donde cada detalle cuenta, como si la fruta pudiera alcanzar la belleza absoluta.

🍉 La sandía cuadrada y otras rarezas.

Quizás la fruta japonesa más conocida fuera del país sea la sandía cuadrada. Se cultiva en moldes con forma de cubos transparentes y se cosecha antes de madurar, para que conserve la forma. Y aunque no lo crean: no se come. Es un objeto decorativo, un regalo excéntrico. Una mezcla entre arte y naturaleza domesticada.

sandías japonesas con formas

También la fruta japonesa puede presentarse en formas especiales (corazones, estrellas, pirámides) logradas con moldes que se colocan cuando van creciendo.

Un ejemplo de rareza y exclusividad es el mango Miyazaki o «Huevo del Sol», es una variedad japonesa originaria de la prefectura de Miyazaki en Japón. Es reconocido como el mango más caro y exclusivo del mundo, tomá mate y mirá el video.

En todos los casos, lo importante es lo visual, lo excepcional. La fruta deja de ser alimento para convertirse en arte de temporada.

🏝️ Una cuestión de territorio.

Japón es una isla, o mejor dicho, un archipiélago montañoso. Solo una pequeña parte de su territorio es cultivable, (y lo tienen bien copado de arrozales) y eso condiciona todo. A esto se suma un clima radical: veranos súper húmedos, lluvias intensas, tifones, nevadas, ni hablar de terremotos y otras yerbas. Cultivar fruta en Japón no es fácil.

Muchos campos son parcelas chiquitas trabajadas por familias que cuidan cada pieza con una dedicación inentendible. (O entendible si pensábamos que se puede llegar a vender por 24 mil dólares.)

El rendimiento es bajo, pero el nivel de detalle es alto. Incluso las frutas que no son de competición o regalo -como una simple manzana o banana de súper- suelen tener precios muy altos y se ven requete lindas.

Entonces, ¿es solo lujo o también escasez? ¿Es una cuestión de mercado o una consecuencia geográfica? ¿Cómo influye el lugar en nuestra forma de valorar lo cotidiano?

🙏🍑 La fruta como símbolo de pureza.

En los templos y altares japoneses, la fruta también aparece como ofrenda. Es un símbolo de pureza, agradecimiento y respeto hacia los espíritus. (Hola Juan Carlos, cómo estás…👻) La relación con la naturaleza en Japón es profundamente estética y espiritual. No sorprende entonces que una fruta pueda alcanzar niveles casi sagrados y formas infinitas.

💸 ¿Por qué son tan caras?

Hago una listita de los diversos factores que influyen en el precio:

  • La producción a pequeña escala por su terreno limitado y montañoso.
  • El clima hostil o impredecible.
  • El cuidado manual y personalizado.
  • La alta tasa de descarte porque solo se vende lo perfecto.
  • La presentación como parte del producto. Mucha importancia e inversión en el diseño del packaging y como siempre en Japón muuuucho uso de plástico.
  • Y por último, un valor simbólico difícil de traducir o entender.

Quizás el precio también refleja otra lógica: no solo lo que cuesta producir, sino lo que se desea transmitir al regalar. ¿Lo esencial está en lo que se come, o en todo lo que representa? ¿Es comer fruta o consumir símbolos y compartirlos? No sé si tengo una respuesta. Me pregunto si todo esto tiene sentido… o si simplemente lo tiene porque decidimos creérnoslo y porque nos gusta pensar que un mochi con una frutilla adentro, envuelto con cuidado y cortado con un hilito, puede decir más de una cultura que cualquier palabra.

🔎 El diseño en los detalles.

Incluso las etiquetas de estas frutas suelen estar diseñadas con atención. Logos delicados, caligrafías personalizadas, sellos dorados, canastitas que protegen y formas perfectas. Son un pequeño manifiesto visual que condensa origen, calidad y estética.

Acá les dejo un link interesante por si quieren profundizar sobre el origen del diseño de las etiquetas. Dale follow a esa cuenta que está muy buena 😉 https://www.instagram.com/p/DK5Ck5qSRDC

❤️ Más que fruta.

En Japón, la fruta se transforma: de alimento a símbolo, de regalo a gesto, de cultivo a pieza de diseño. Todo convive: la geografía, la tradición, el deseo, la estética. En ese cruce, una simple frutilla puede convertirse en una joya efímera. Una de las cosas más raras que vi fueron las frutillas albinas, no se si se llaman así pero las bauticé con este nombre por obvias razones.

Y por favor miren esta belleza, es mochi con una frutilla adentro. Un packaging hermoso y te viene con un hilito para que lo puedas cortar al medio antes de comerlo y no perderte lo hermoso que se ve adentro. (Y además es una delicia de millo, al cambio de hoy 6 mil pesos la bolita.)

¿Puede un país contar su cultura a través de una fruta? ¿Desde dónde definimos el valor de lo que comemos? ¿Y qué otras cosas cotidianas están llenas de significados que pasamos por alto?

Tal vez lo más bello de la fruta en Japón no sea su forma ni su precio, sino la manera en que se transforma en gesto.


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La comunidad dice...

  1. Juli dice:

    Pagamos más un tomate en rodajas en un restaurante que un plato de comida! Bello leerte como siempre. Aguante Japón! 🎏⛩🍺

Charlemos..

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POR
DISEÑADORA GRÁFICA (UBA)

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