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JAPÓN Y EL DISEÑO DEL ORDEN

Japón: entre el orden, el silencio y la estética urbana. Un viaje donde observar es también una forma de pensar el diseño.


33 horas ✏️🍑

Viajar a Japón desde Argentina es atravesar medio planeta 🌎 (siendo específica: 18.362 km. Todo el océano Pacifico). Fueron 33 horas de vuelos, escalas, migraciones, free shops, cafecito, puchito y esperas eternas. Pero al bajarme del avión, sentí algo que va más allá del jet lag: fue como viajar en el tiempo.⏳

Japón, Monte Fuji
Monte Fuji desde el aire 🗻 富士山

Todo es otro mundo: los sonidos, los colores, los movimientos. Una coreografía social silenciosa que te envuelve apenas pisás el aeropuerto. Aunque esta es mi tercera vez en Japón y entiendo algo del idioma, ese primer impacto cultural no se desgasta. Sigue siendo intenso, sigue siendo nuevo, y te llevás de yapa un jet lag que no te lo vas a olvidar en toda tu vida. 💤

「いらっしゃいませ」(asi se escribe en japonés, en Hiragana)
Irasshaimase (así suena y se escribe con nuestros caracteres – Romanji)
Bienvenidos (esta es la traducción al español)

La calma de lo previsible 🧘‍♂️

Uno de los primeros contrastes con mi país, Argentina, es la certeza. Acá, si el cartel dice que el tren llega a las 14:03, llega a las 14:03. Ni antes, ni después. Y eso, para alguien con ansiedad, es una caricia a los nervios. 🕊️

Saber que todo funciona, que hay un orden lógico que se cumple, te relaja. No hay que estar en estado de alerta constante, todo funciona y lo previsible se convierte en tranquilidad.

** Volví a mirar la imagen de la red de subtes y transmite cualquier cosa menos tranquilidad, ¿no? 😂

La necesidad de desobedecer 🪓

La otra cara de esa calma es el autocontrol. Porque una parte mía quiere cruzar con el semáforo en rojo si no viene nadie. Quiere dejar de pedir permiso y ser amable todo el tiempo, quiere un poco de mugre, de espontaneidad, un poco de caos.🌪️

En Japón, el orden es un pacto silencioso. Y aunque esa armonía social funciona como un engranaje impecable, yo, que vengo del caos, del ruido, de la urgencia y del “lo veo lo quiero, lo pido lo tengo, es mío lo siento” me pregunto: ¿cómo se convive con tanto equilibrio sin sentir ganas de romperlo todo aunque sea un poco? 🥊

El lenguaje del silencio frente al ruido constante. Las grandes ciudades de Japón 🏙️

En Japón, hay algo muy poderoso que se escucha todo el tiempo: el silencio 🤐. En los parques, en las callecitas angostas, en los barrios alejados del centro y en los trenes donde nadie habla por teléfono ni se escuchan ringtones. Las personas se comunican en voz baja, muchas veces solo con gestos. No hay música alta ni gritos, solo se escucha lo que importa. Por el altavoz, suena una melodía pegadiza e infantiloide 🎵, acompañada por una voz que te cuenta en japonés e inglés cuál es la próxima parada, de qué lado se va a abrir la puerta, a dónde va el tren, qué combinaciones podés hacer y cualquier tipo de información relevante al trayecto que estás realizando.

Acá les dejo un videito con los sonidos de cada una de las estaciones de la línea Yamanote de Tokyo, es la loop line que conecta prácticamente todos los puntos turísticos de la ciudad:
 

En los momentos de silencio, el silencio es total. Abrumador. Te obliga a bajar un cambio 🧘‍♀️, a conectarte con vos misma por un rato… o a hacer como hacen muchos allá: sumergirse en el celular y jugar jueguitos sin levantar la vista, ni siquiera cuando tienen que bajarse. Pero apenas salís del tren, el contraste es mortal: te explota encima una contaminación sonora completamente distinta a la que nos tiene acostumbrados Argentina u otras ciudades del mundo 🔊💥 (ponele que es como un Times Square, pero multiplicado por mil y con más sonidos gritándote ofertas).

Los negocios suenan como una mezcla de arcades y jingles  🕹️🎵: publicidades habladas, sonidos repetitivos, música rápida. Todo tiene voz, todo quiere venderte algo 🛍️📢. Y en la calle, la vía pública también habla: paneles LED, pantallas, colores vibrantes, marquesinas gigantes, música, parlantes en cada esquina.

Me fascina cómo, en determinados espacios, el silencio reina con calma absoluta. En otros, la vía pública despliega una contaminación visual y sonora intensa, organizada y caótica a la vez, muy característica de las grandes ciudades japonesas. Esa convivencia entre quietud y ruido no solo define el ambiente, sino también la forma en que se comunica la vida en este país.

El diseño como forma de entender

Comparar es inevitable, sobre todo cuando te enfrentás a una cultura tan distinta. Pero en lugar de caer en el juicio o en la nostalgia de “lo que haríamos distinto”, intento mirar desde la curiosidad. Observo como cuando me quedo colgada frente a un cuadro sin saber bien por qué. No lo miro buscando entenderlo todo, sino para ver qué me hace sentir. Me detengo en los detalles, en los gestos mínimos, en lo que no grita pero está ahí, como si cada escena tuviera su propio lenguaje secreto esperando ser leído.

Japón me interpela no solo desde lo visual (que ya es muchísimo), sino desde lo estructural. Hay un diseño invisible que sostiene muchas de sus decisiones sociales: la armonía como sistema, el respeto como regla no escrita, la previsibilidad como forma de cuidar al otro. Y eso me hace pensar en cómo, desde el diseño gráfico o la comunicación visual, también trabajamos con estructuras que organizan el caos, que jerarquizan, que editan y que le dan forma a la experiencia.

Como diseñadora, no puedo evitar ver ese orden como una grilla. Un sistema reticular que no se ve, pero que lo sostiene todo: los tiempos, los silencios, los rituales cotidianos, las señales en el piso, las formas de circular, incluso los volúmenes de voz. Todo responde a una lógica que no busca destacarse sino convivir.

Y entonces me pregunto: ¿qué pasaría si lleváramos algo de esa lógica a nuestros propios contextos? No para copiarlos, ni para volvernos fríos o automatizados, sino para incorporar una idea de orden que no esté reñida con la calidez. Una armonía que no excluya la espontaneidad. (Esta parte a ellos definitivamente no les sale)

En diseño, muchas veces se habla de la tensión entre estructura y expresión, entre sistema y creatividad. Y quizás ahí esté la clave: encontrar ese punto de equilibrio. Ese lugar donde el diseño no solo es forma o función, sino también cultura. Un lenguaje que dice mucho incluso cuando parece no decir nada. 

(Próximamente voy a ampliar sobre estos temas con un post sobre el diseño gráfico japonés).

🌀 Un viaje que reconfigura la mirada

Estar en Japón me sacude estructuras, pero no con grandes certezas, sino con preguntas. Me obliga a detenerme, a observar cómo funcionan las cosas cuando todo parece estar pensado para convivir sin fricción. Y en ese vaivén entre el caos argentino y la armonía japonesa, no siempre encuentro respuestas claras. Pero quizás ahí está lo mejor del viaje: bancarse la incomodidad de no entender todo y dejar que eso también te rediseñe a vos.

Volveré y seré millones Japón 😉
またね日本🇯🇵❤️

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POR
DISEÑADORA GRÁFICA (UBA)

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