DISEÑO URBANO: DECIR SIN PERMISO

El arte, la política y el deseo de dejar una huella en el espacio público.
La ciudad está llena de voces que no escuchamos del todo. Pintadas, afiches intervenidos, stickers pegados en postes, paredes garabateadas, carteles hechos a mano. El espacio público se convierte en superficie de expresión: para decir, para gritar, para insistir. A veces ni siquiera sabemos si lo que vemos fue hecho con intención artística, con urgencia política o con una necesidad personal de marcar presencia. Y eso mismo lo vuelve interesante.
🎨 El muro analógico.

Una pared, el subte, un semáforo, un cartel oxidado, un monumento, la estatua de Gaturro. Cualquier superficie se vuelve espacio de comunicación. Ahí conviven el grafiti, las pintadas militantes, los stickers veganos, los mensajes religiosos, el fútbol, las publicidades de trabajadoras sexuales o de tarot. Lo que los une es el deseo de ser vistos sin pasar por los circuitos tradicionales. Algunos lo hacen por militancia, otros por estrategia, otros porque no tienen otra forma y otros porque no se bañan y quieren compartirlo.

La calle no exige permisos ni contratos, (aunque pueden llegar a molestarte con una contravención) pero ofrece una visibilidad brutal. Hay algo potente en esa decisión de aparecer sin pedir permiso. Un gesto que puede ser arte, protesta, necesidad o las tres cosas a la vez.
⛔️ Diseñar sin permiso.

Muchos de estos mensajes están hechos con lo que hay: marcadores, recortes, fotocopias, aerosol. Tipografías improvisadas, errores ortográficos, composiciones que no siguen ninguna regla del diseño «correcto». Pero transmiten algo. A veces, mucho más que una pieza prolijamente diagramada. Hay diseñadores que se han metido a estudiar estos lenguajes, como el estadounidense que rediseña carteles caseros para que sean más efectivos comunicacionalmente (no me acuerdo el nombre y no lo encuentro). Es una manera de pensar qué aporta el diseño y cuándo conviene correrse. Porque a veces, cuanto más «perfecto» se ve algo, más pierde esa fuerza primaria de quien necesitaba decir algo urgente. Diseñar no siempre mejora: a veces neutraliza.
🎤 El vandalismo cool.

En el lanzamiento del tema de Lali, “Fanático”, la cantante empapeló la ciudad con afiches que simulaban haber sido intervenidos con grafitis. Rayones, cuernitos, dientes pintados de negro, tachaduras. Una puesta en escena que emulaba vandalismo, pero que era parte de una estrategia perfectamente planificada. Es interesante ver cómo ciertos lenguajes marginales se vuelven estética de moda. Lo que antes era vandalismo hoy puede ser branding. El grafiti que antes se borraba o se tapaba ahora se reproduce como recurso visual. Hay una tensión entre lo espontáneo y lo fabricado, entre lo que incomoda y lo que se vuelve tendencia. La calle como lenguaje se estetiza, se absorbe, ¿se vende?
💬 Los muros discuten. Conversación sin moderadores.
Una pared dice “Cristina presidenta”. A los pocos días, alguien tacha “presidenta” y escribe “chorra”. Otro le dibuja una poronguita en la cara. Luego alguien tapa todo con pintura. Y así una y otra vez.
La calle no es unidireccional: hay diálogo, disputa, cruce de sentidos. Las paredes no solo hablan, también responden. Se podría pensar como una especie de red social analógica: sin contexto, sin moderadores, sin archivo. Pero con todo lo que eso implica. En esas capas de pintura hay ideas enfrentadas, broncas acumuladas y también intentos de reírse de todo. La comunicación es directa, muchas veces violenta, casi siempre (y por sobre todas las cosas) efímera. Y sin embargo, deja marcas.

🚽 Entre el baño del bar y la pared de la ciudad.
Encuentro mucho en común entre lo que pasa en el baño de un bar, de un colegio o la facultad y la ciudad. Frases sueltas, insultos, declaraciones de amor, frases sin sentido, nombres propios. «Pirulo te amo», «acá hay olor a caca», «aguante Metallica», “Mari 💘 Lucho”, “UPS”. Todo mezclado. Letras torpes, stickers, dibujitos, garabatos. Como si esas paredes pudieran registrar el paso de alguien, aunque nadie vuelva a mirarlo jamás, aunque a ese bar no vayas a volver. Hay algo de necesidad de inmortalizarse, aunque sea por un rato. De decir: estuve acá. Como dejar una señal para nadie y para todos. Un mensaje que probablemente tenga respuesta o no, pero que igual insiste en existir. (Hasta que decidan pintar para que se pueda volver a empezar).

🧼 Lavame sucio.
La ciudad está llena de voces. Algunas se pagan. Otras se pintan, se pegan, se rayan. Y otras simplemente aparecen porque alguien necesitaba decir algo. Los mensajes callejeros no solo nos muestran lo que se dice, sino cómo se dice cuando no hay presupuesto, permisos ni filtros. Como diseñadora, me interesa observar esos lenguajes porque muchas veces tienen una potencia que el diseño profesional perdió. Una honestidad cruda, sin pulir. Entre lo improvisado y lo ilegible, la calle sigue siendo un soporte cargado de sentido. Así de sopetón, offline y real.

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Todo “graffiti” es político ooo?
Habría que charlarlo con Paula que ama a Luciano o al que necesita informar que en una casa escuchan Lerner 🙃
Me encantó el post y amo este tema!!! Hay tela pa cortarrrr. Se me ocurre la cuestión del «medio», tb. Por ejemplo, el espacio público, sus usos, cómo hoy se habita/no se habita y qué pasa con él. Los carteles de las marchas. Las marchas. Qué pasa que no pasa lo mismo que antes con la gente. Tal vez me salgo de tema. Pero sí, es tan real la potencia del espacio público que dice y se comunica, y es apropiado por públicos, individuos y privados. Amo lo que pasa con Gaturro, tb, jaja. La gente se expresa, deja su marca. Y deja un paisaje y cultura muy de las urbes, no? Hay algo en cada una, distinta, con su particularidades. Pienso en los graffittis brasileros. Esa sociedad y juventud que habla a través de las paredes para ser escuchada. Es verdad que las paredes hablan, jeje.
Me encanta el blog 🙂 gracias por las ideas, gracias por compartir! :*
Me hizo acordar a lo que hablamos cada vez que vamos al CCR, como lograron que todos se apropien de ese espacio, no se si la intención primera era esa, pero es lo que sucede y se ve en cada rincón del lugar. También abre a pensar qué pasa cuando el espacio público se habilita e invita, ¿no?
Lo del falso Garfield me parece una genialidad, poder expresar más allá de Twitter el descontento por un chanta plagiador, ahi las estatuas hablan 😂.
También me parece que hay mucha tela para cortar, puede ameritar otro post para profundizar. Con respecto a lo brasilero, esas intervenciones son arte, el soporte pared las rebautiza como grafiti, pasa en muchos lugares del mundo, un caso más que icónico: el muro de Berlín, por ejemplo. Te invito formalmente a hacer un post colaborativo ahondando en este tema o quien te dice puede ser tema de tesis de maestría 🤓
Sale vale, amiga! Posta, me encanta. Da para investigar y profundizar, abrir caminos. Es por acá. Hay mucho por descubrir y para preguntarse y repensar. Me va el post de la colaboreishon con este tema, tb <3 y sí, re da para tema de tesis!!!!
Me encanta el que rediseña carteles! Si lo encuentro te lo paso.
Como con no me baño, que se encuentra en todo buenos aires, me gusta cuando viajo encontrar esas firmas que se repiten, me hacen sentir parte, como descubrir algo!
Me encanto el post!
No sabés la bronca que me da no acordarme el nombre del diseñador y no tener idea dónde buscarlo. Intenté googlear pero no tuve éxito.
¿Te acordas de Berlín? Creo que es la meca de la comunicación urbana, todavía me acuerdo esos callejones, edificios abandonados y paredes (incluso el muro) intervenidos hermosamente. ¡Hay que volver! Mientras tanto espero tus registro de Montenegro! ❤️