DISEÑO INVISIBLE: DECISIONES QUE DAN FORMA

Me gusta pensar en el diseño no solo como una profesión, sino como una práctica cotidiana.
Una manera de pensar, de elegir, de organizar qué usamos y cómo, aunque no seamos conscientes de eso.
Diseñamos cuando decidimos qué cocinar, cómo ordenar una habitación, cómo contar algo importante. Un modo de pensar, de mirar y de habitar el mundo, muchas veces sin darnos cuenta.
👻 Criterios invisibles.
Hay decisiones que tomamos en automático, pero que igual tienen un orden. Hay elecciones que parecen intuitivas, pero que responden a una lógica propia. Esos “criterios invisibles” son una forma de diseño.
Elegimos qué taza usar cada mañana, cómo organizamos una lista de super, qué ropa nos ponemos para cada ocasión, por qué acomodamos los muebles de determinada manera, o en qué cuaderno escribimos una idea. Todo tiene su lógica, aunque no siempre sepamos explicarla.
Hay algo de nosotros ahí, aunque no lo pensemos. Diseñamos en función de lo que necesitamos, pero también de lo que somos y de cómo vemos el mundo.
Y ese “cómo vemos” no es neutral: también está atravesado por el momento histórico, la cultura y el lugar donde vivimos.
«El mundo» también toma decisiones de diseño a diario, y muchas veces nosotros solo respondemos a ellas, adaptándolas, interpretándolas, resignificándolas pero también -a nuestra escala- hacemos ese mismo trabajo: elegimos, damos forma, proponemos nuevas maneras de habitar.

🧠 El diseño como forma de pensamiento.
Cuando cocinamos sin receta, cuando improvisamos una solución con lo que hay en casa, cuando armamos una valija, ordenamos el ropero o la biblioteca… estamos diseñando.
No porque estemos haciendo algo “lindo”, sino porque hay una lógica detrás. Usamos experiencia, intuición, sentido práctico. Acomodamos lo que tenemos para que funcione.
También diseñamos con el cuerpo: elegimos posturas, ritmos, movimientos, cómo peinarnos, vestirnos. Hay ideas que no se piensan: se tocan, se prueban, se sienten. Diseñar también pasa por ahí.

🎯 Tomar decisiones es diseñar.
Cuando no decidimos, cuando dejamos algo librado al azar, también estamos diseñando. Porque el desorden también tiene forma, también comunica algo.
A veces, los criterios de diseño aparecen disfrazados de “gustos personales”. Pero si miramos más de cerca, vemos que están organizados en torno a necesidades, deseos, valores. Diseñamos lo que nos importa.
Muchas veces creemos que no estamos decidiendo, pero en realidad siempre elegimos, aunque sea entre lo que hay o lo que nos permite el momento. Cada decisión, por chiquita o cotidiana que parezca, implica adaptarnos a las posibilidades reales y proyectar una salida, una solución. Ese acto constante de ajustar y anticipar es, para mí, el corazón del diseño: la capacidad de adaptarse y crear sentido, incluso en escenarios que no elegimos.
💣 Diseñar es organizar el caos.
Podemos pensar el diseño como una forma de ordenar lo que no tiene forma. De darle estructura a lo que, por naturaleza, es caótico o cambiante.
Ordenar una carpeta, elegir qué plantas poner en un rincón del patio, decidir qué juguetes le compras a tu gata (te quiero Birri 🐱❤️), todo eso también es diseño. Aunque no tenga un brief ni un cliente. Aunque nadie lo vea.

A veces diseñamos para no perdernos. Para poner límites. Para sentir que hay un hilo entre las cosas. Diseñar también es editar: decidir qué dejar afuera para que lo que queda respire, funcione, tenga sentido.
🌎 Diseñar como forma de habitar el mundo.
Diseñar no es solo una tarea profesional, ni un talento artístico. Es una manera de estar en el mundo. Una forma de relacionarnos con lo que nos rodea: con los objetos, con los espacios, con los otros.
A veces lo que nos confunde es que hay carreras que se llaman igual -“Diseño”-, como si solo se tratara de algo que se estudia o se aprende en la facultad. Pero no hace falta tener un título para diseñar lo cotidiano. Eso lo vamos aprendiendo, prueba y error, tomando decisiones todos los días.
Diseñar es elegir cómo queremos vivir aunque no lo registremos. Solo hace falta prestar atención. Mirar con intención. Escuchar lo que nos incomoda, lo que no encaja, lo que pide ser distinto, diseñado o rediseñado.
Tal vez diseñar sea, en el fondo, una forma de imaginar otros modos de estar.
«Diseña todo aquel que idea cursos de acción con el objetivo de cambiar situaciones existentes por otras preferibles»
Herbert Simon
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Entonces, compartir es diseñar con el otro?
Buena pregunta, me dejaste pensando. Y sí, para mí diseñar es también compartir con el otro. Aunque a veces parezca algo muy interno o personal, en el fondo muchas de esas decisiones (incluso las más chiquitas) tienen que ver con los demás. Elegimos cómo contar algo para que el otro lo entienda, cómo ordenar para que haya lugar o sea más funcional, cómo mostrar algo para interactuar con un otro.
Es como una forma de intercambiar y compartir. También hacer lugar al otro, ¿no? 😉