Era febrero, eramos catorce amigos y todo era perfecto.
Hacía calor, pero abajo del roble había una brisa muy linda, todo alrededor verde, la vista a lo lejos del Río Baradero y después el Paraná, caballos pastando por ahí, ovejas, perros, gallinas, gallos, gallinetas, pajaritos.
Para completar la perfección del momento el Pelado estaba haciendo un asado.
Todo iba bien, los animales al oler la carne estaban cada vez mas cerca, pero todo seguía en armonía.
Cuando empezó a estar listo el asado, el Pelado sacó un pedazo de entraña, la apoyó en una tabla q estaba arriba de una piedra en el suelo y cuando dio media vuelta para sacar otro pedazo y cortarlos, ¡la gallina atacó!
Rápidamente agarró la entraña, todavía sin cortar y ¡salió corriendo!
Cuando el pelado se percató de lo que estaba pasando, agarró la pala con la que estaba moviendo el fuego y salió corriendo detrás de la gallina con la pala arriba puteándola y evaluando matarla de un palazo.
Por suerte no fue necesario, porque en un momento de la corrida la gallina largó la entraña… la lavamos y la comimos…

Buenos aires, Argentina

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